Preocupados por la actitud de resignación y conformismo generalizado que teníamos la mayoría de los ciudadanos ante el PERMANENTE ESTADO DE CRISIS al que nos tenían sometidos, y sin entrar a opinar sobre el trasfondo de la cuestión, respecto a la desconfianza en la clase política y económica, un grupo de amigos habituales del monte consideramos que deberíamos HACER ALGO.
Teníamos claras tres cuestiones:
1.- Que la verdadera crisis era una crisis de valores.
2.- Que deberíamos dejar de ser conformistas y empezar a movernos para buscar alternativas.
3.- Que las alternativas que se planteasen deberían ser solidarias con las personas, no con los provocadores de las crisis.
No se trataba de repartir ropa o comida, pues esa labor la venían desempeñando otras organizaciones, por cierto, cada vez más desbordadas. Se trataba de buscar ALTERNATIVAS NOVEDOSAS, que no requiriesen grandes inversiones, y que para llevarlas a cabo la herramienta más importante fuese la SOLIDARIDAD, y con el OBJETIVO FUNDAMENTAL DE AYUDAR A CREAR TRABAJO Y OCUPACIÓN.
Así que, siendo conocedores del estado en que se encontraban una serie de recursos construidos o acondicionados con dinero público, como eran las sendas, los museos, aulas didácticas, centros de interpretación, etc., repartidos por Asturias, y que por una falta de previsión o dudosa gestión, estaban cerrados o poco aprovechados, y considerando que podrían servir para los objetivos que nos planteábamos, decidimos constituir la “Asociación Sendas de Asturias”, con la voluntad de impulsar el uso , la gestión y el mantenimiento de esos recursos.