Nos encontramos en Buelna. El día precioso con sol y temperaturas casi de verano. Iniciamos la caminata hacia la cueva de Cobijero, que está a la derecha de la playa del mismo nombre. Después de un pequeño ascenso, se encuentra una oquedad por la que se accede. Habíamos calculado la bajamar y una vez nos introducimos en la cueva, a los pocos metros de su inicio, el suelo es muy irregular y resbaladizo, el techo de poca altura por lo que obliga a ir doblados a tramos. Las linternas imprescindibles para caminar, nos permitieron contemplar la belleza de la cueva: de caprichosas formas, llena de estalactitas y estalagmitas de diferentes tamaños, colores verdes, ámbar, rojizos… A medida que vamos penetrando, vamos oyendo el rugir del mar con intensidad creciente. El trayecto se me hizo algo largo, quizá por lo impresionante que resulta. Pero al final nos espera una grata sorpresa: una sala ancha, de techos altos, con una especie de laguna en la que se reflejan las rocas con las mas singulares formas, tamaños y colores que se pueda imaginar, con un gran balcón abierto al mar… ¡Una maravilla! La vuelta se nos hizo, por el contrario, muy corta. Pudimos comprobar la más absoluta oscuridad cuando intencionadamente apagamos nuestras linternas. Grafitis, pinturas y otras barbaridades, también llegaron a este mágico lugar, una pena…
Después de ver la Playa del Cobijero con su arco de roca coronándola, iniciamos la ruta por la senda costera, haciendo una parada en la playa de Buelna donde tomamos un aperitivo. Todo el recorrido es espectacular: entre los montes del Cuera a nuestra izquierda y el mar y su maravillosa costa caliza, llena de islotes y pequeñas playas…
Acabamos en la playa de Vidiago y nos instalamos en un mirador sobre el mar, del camping de La Paz. Aquí mismo, y de regreso, vimos una abubilla.
La vuelta con la luz baja de la tarde que hace alargar las sombras y las playas llenas por la pleamar, fue todo un placer…
Finalizamos nuestro encuentro con unas cervezas bien frías que pusieron un broche de oro a otra estupenda jornada.
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