Dado que las previsiones meteorológicas eran favorables y teniendo en cuenta que los días se acortaron mucho, decidimos hacer una ruta cercana, corta y fácil. De este modo, nos dimos cita en el Centro Cultural de Niemeyer: cielo azul, temperatura ideal, actividad laboral en la ría…
Cruzamos el puente de San Sebastián (réplica del puente metálico del siglo XIX) e iniciamos el recorrido por la margen derecha de la ría, pasando por debajo de La Grapa. El recorrido llano, pavimentado y compartido con carril-bici, resulta muy agradable; encontramos el único baño disponible de la zona (comentamos su necesidad en los paseos periurbanos muy transitados). Enseguida llegamos a una zona verde con arbolado y nos encontramos con la escultura denominada Mano de Eva, perteneciente a la llamada ruta del Acero: se trata de un conjunto de ocho esculturas en las que destaca el color, realizadas por diferentes artistas de Avilés, con materiales de desecho de la siderurgia.
Dejamos el primer el primer puente a nuestra izquierda, para continuar recto, y al llegar a un cruce que hay a la altura del antiguo Hospitalillo de Ensidesa, tomaremos el desvío hacia la izquierda para continuar con el camino que discurre paralelamente a la ría, mucho más estrecho, y con abundante vegetación.
Cruzamos la ría a nivel del último puente donde finaliza la ruta, y seguimos caminado por la otra margen, pegados a los terrenos kilométricos de Arcelor, hasta llegar al puente que cruzando de nuevo la ría, nos lleva a el campo de futbol de la Marzaniella (ya en el concejo de Corvera). Después de un recorrido por poblados y cruzar por debajo de la autopista, tomamos la carretera con dirección a LLaranes, dando vistas a las instalaciones de Arcelor: filas alineadas de esbeltas chimeneas de ladrillos, naves industriales enormes dispuestas en paralelo, láminas de acero, vías de ferrocarril, humo en los altos hornos…
Avilés, es un municipio situado en el centro de la costa Asturiana, pero que se comunica con el mar únicamente a través de la ría. Con la construcción de la antigua Ensidesa (en las marismas del fondo de la ría) seguida de otras empresas dependientes del Instituto Nacional de Industria, la población entre 1950 y 1960, pasó de 13.614 a 21.270 personas.de modo, que se necesitó construir los poblados obreros.
Y así surge el barrio de LLaranes, aunque sus orígenes se remontan a la prehistoria, su importancia y desarrollo se centra en la década de los cincuenta con la construcción por parte de la Empresa Nacional de Siderurgia SA, referencia hoy, del Patrimonio Industrial Asturiano, para hacer posible el alojamiento de una parte importante de los trabajadores llegados a Avilés desde diferentes lugares de España. De su construcción se encargaron los arquitectos Juan Manuel Cárdenas y Francisco Goicoechea, combinando edificios diferenciados en función de su categoría jerárquica, con amplias zonas ajardinadas.
Hay una plaza mayor, porticada con un edificio central a modo de ayuntamiento (sin serlo) que albergaba la sede de los servicios sociales de la empresa, economato… (aquí aprovechamos para tomarnos un buen aperitivo).
Tiene una iglesia grande, la de Santa Bárbara, en lo alto del barrio, con pinturas al fresco, mosaicos y vidrieras, todas del mismo autor Javier Clavo; además, posee un retablo castellano del siglo XVI que Ensidesa trajo desde Tubilla del Lago en Burgos, y restaurado en el Museo del Prado… desgraciadamente, por estar cerrada, no la pudimos visitar.
El primer colegio que se construyó fue el de niñas: de una sola planta con forma de “U” cada aula amplia y bien iluminada, tiene una puerta de acceso al exterior, otra interior al pasillo y una tercera a un despacho o tutoría. Además, la pared exterior formada por diez hojas con un gran vidrio en cada una, de modo, que al desplegarlas, se tenía la sensación que estaban dando clase al aire libre… Contaban con unos murales relacionados con diferentes temas. Dada su singularidad, forma parte desde 2017 del movimiento moderno de la Fundación Docomomo Ibérico.
El número de plazas escolares resultó insuficiente y mientras se construía lo que sería la escuela de niños, se optó por una solución “los tubos”; se trataba de nueve módulos en forma de medio cilindro en torno a un jardín, que aún se conserva.
En la escuela de niños, las aulas se disponen a ambos lados de un cuerpo central de dos pisos, unidos por una escalera helicoidal, con despachos y salón de actos en la parte superior.
El parque infantil, cuyo arco de acceso recuerda los juegos de arquitectura de la época y cuyo cierre vegetal, está flanqueado por pequeñas esculturas que representan a los bomberos, payasos, policías…
Quedamos con ganas de volver para visitar el Martinete del Castañedo de Zaldúa (lugar de tratamiento del cobre en le siglo XVIII) y la Capilla de San Lorenzo de Cortina (también del siglo XVIII que conserva una ventana del anterior edificio prerománico)
Volvimos hacia Avilés y con nuestros coches, fuimos a comer al faro de San Juan despidiéndonos con una evocadora puesta de sol.
El grupo | Iniciando ruta | La Mano de Eva |
El recorrido | La iglesia de Llaranes | Entrada al parque |
La vuelta por la ría | La comida | El atardecer |