06 - 11 - 2016 / EL FAEDO DE CIÑERA (LEÓN)

El verano duró hasta ayer ... Las noticias preveían agua, frío y nieve.

Esta mañana llovía, el Aramo amaneció con nieve y tomamos rumbo a León; subimos por el puerto Pajares disfrutando de los colores del otoño, hasta determinada altura donde la nieve lo cubría. Algunos de nosotros paramos en el alto a la altura del parador para disfrutarlo a "temperatura ambiente" y nos reunimos con el resto en casa Ezequiel. 

Llegamos a Ciñera, un pueblo que el diario León el 10 de junio del 2016, titulaba: Ciñera está en liquidación; la afirmación es tan contundente como realista; el proceso liquidador en el que actualmente se encuentra la Hullera Vasco Leonesa arrastra consigo a todo el pueblo: a sus vecinos, a sus bienes, a su historia... todo. Otro pueblo minero sin futuro, y de eso los asturianos, sabemos algo... En la torre de la iglesia una pancarta en tela blanca y con letras negras dice:  a la memoria de los quperdieron la vida en la mina.

Desde aquí tomamos el camino hacia el hayedo; nos llamó la atención la cantidad de gente que ya retornaba. Enseguida entramos en una pista ancha, con una montaña caliza a nuestra izquierda salpicada de encinas y los árboles de ribera dorados a nuestra derecha. Pronto alcanzamos una pradería con mesas y empezamos a ver el faedo al fondo. Antes de llegar, vimos restos de la bocamina, alguna vagoneta...

Cuando nos adentramos en el bosque, de repente, era un espectáculo: las hayas de troncos retorcidos y con musgos en su orientación norte, el suelo una gran alfombra de hojas marrones y un río pequeño, de aguas claras, en la parte declive...realmente precioso como si de un cuento se tratara (alguien colgó en lo alto de un árbol, una bruja risueña...) El paseo corto y precioso, se realiza a través de un trazado de tablas resbaladizas. 

El recorrido como ya comentamos es muy pequeño, y después de cruzar el río entramos en una zona angosta un pequeño desfiladero; el río fue separando las rocas y en algunos lugares, quedan hoquedades como si de un queso gigante se tratara. Llegados a una pequeña cascada decidimos regresar: el suelo francamente resbaladizo nos hizo desistir. Toda la gente que encontramos, mucha por cierto, nos aconsejaba dejarlo.

Este recorrido de 11 km,  era diario para las gentes de Villar del Puerto que bajaban a trabajar a las minas de Ciñera de Gordón... ¡qué tiempos! La vuelta la hicimos tranquilamente disfrutando del paisaje de amarillos, naranjas, marrones y ocres del hayedo. Escapamos de la lluvia y el tiempo acompañó.

Así que llegamos al restaurante La Hornaguera, con una estufa que caldeaba el ambiente, una mesa para 20 nos esperaba, y después del vermout, nos sirvieron un cocido de garbanzos con todos los sacramentos y alguno mas; además de la consabida sopa y garbanzos con patatas y zanahorias, fuentes humeantes de compango, otras de morcilla, repollo y guindillas.... Y como decimos siempre, algún cantarín cayó.

La vuelta por Pajares, nevando, con niebla a 0º pero contentos...

 

 

Algunos estrenando nieve Iniciando ruta  Al completo
El hayedo Algún ejemplar centenario Resbalando...
Disfrutando El río Esperando por el cocido